jueves, 19 de marzo de 2015

[CRÓNICA] 2º DÍA DE QUINARIO: "ESCUCHEMOS LA VOZ DE JESÚS"

Con el recuerdo al Obispo emérito Dorado Soto comenzaba la plática del Rvdo. García Carrasco en la tarde del segundo día de Quinario al Señor. Centrándonos en el hilo argumental de la predicación, si en la jornada precedente nos trasladábamos mentalmente al desierto en ésta lo hacíamos hasta la montaña de la mano del evangelista Marcos. Allí, en el monte Tabor, un "lugar simbólico-teológico donde más cerca se toca el cielo", nos encontramos con "Jesús en toda su divinidad" que se transfigura en presencia de sus discípulos. La envolvente nube gris de la que habla el texto sagrado que cubrió a todos justo antes de recibir la revelación de Dios, "debe entenderse con la shekhiná o presencia de la divinidad", emulando al evocador incienso que perfuma nuestras celebraciones y cortejos nazarenos. "Este es mi hijo amado, escuchadlo" es el mensaje que pudo oírse en medio de la irrupción de "una poderosa luz jamás vista".

En palabras del predicador, "la voz de aquella revelación" posteriormente refrendada por María en el pasaje de las bodas de Caná, "nos debe llevar hoy a escuchar la voz de Jesús en nuestras vidas". Debemos "afinar los oídos al igual que hacemos cuando recibimos un whatsapp además de callar para poder escuchar a nuestros corazones, silenciando así todos los ruidos interiores y exteriores. Solo de esta manera podremos prestar atención a lo que Cristo nos dice a cada uno de nosotros".

Acabada la Eucaristía y ya en la Capilla Sacramental, prestaron su juramento los cofrades que conforman el renovado Consejo de la Archicofradía. A su término y siguiendo inveterada costumbre, finalizábamos los cultos con el canto de alabanza a nuestra Madre del Amor Doloroso.

HOY, TERCER DÍA
En la tarde de este jueves celebraremos una nueva jornada de preparación para la festividad del Señor. A las 19.30 horas rezaremos el Santo Rosario y tras meditarse el ejercicio del Quinario comenzará el banquete eucarístico. Al término del mismo, les será impuesta la medalla corporativa a los hermanos que previamente así lo han solicitado.
Acompaña al Señor en su Pasión en estos días. Apiádate de su sufrimiento y participa en común unión con el resto de tus hermanos en la Eucaristía.

[NECROLÓGICA] MONSEÑOR DORADO SOTO, IN MEMORIAM

El misterio de la muerte no deja de sorprendernos, ni de cuestionar nuestra trascendencia, cada vez que alguien cercano, de nuestro entorno, deja de existir.  Los sentimientos nos zarandean y los recuerdos afloran como memoria agradecida hacia aquella persona con la que compartimos parte de nuestra vida, en cualquiera de sus ámbitos.

Es lo que en Pasión nos ha sucedido con Monseñor Antonio Dorado Soto, Obispo emérito de Málaga, con quien llegamos a acrisolar una buena amistad. Cosa que, por otra parte, tampoco es de extrañar porque en la octogenaria historia de la Archicofradía su relación con la Mitra malacitana siempre le ha deparado una especial vinculación. 


Con Dorado Soto no ha sido menos, autorizó que el rey Juan Carlos I le concediera el título honorífico de “Real”; aprobó los nuevos Estatutos, reconociendo el título honorífico de Archicofradía, por estimar que la Cofradía del Santísimo con la que se fusionó está agregada a la Archicofradía del Santísimo Sacramento erigida por el Cardenal Vicario de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán; avaló que Su Santidad Benedicto XVI le concediera un Año Jubilar, con ocasión de la celebración del 50 Aniversario de la incorporación de la imagen de María Santísima del Amor Doloroso a la Archicofradía y el 25 de su Coronación, presidiendo los actos de más significativos del mismo (en la fotografía, tomada el 21 de octubre de 2007, visita la Capilla Sacramental actuando de cicerone al Nuncio Apostólico Monseñor Antonio Monteiro). Y animó la construcción de la Escuela para Adultos “Madre del Amor Doloroso”, en la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco (Venezuela), como gesto de ese Año Jubilar, primero concedido a una cofradía por la Santa Sede.


Nuestra memoria agradecida no puede por menos reconocer los gestos que Monseñor Dorado tuvo para la Archicofradía de Pasión y, por ello mismo, lo encomienda a sus Sagrados Titulares en cuyo gozo disfruta por toda la eternidad, como premio a su bondad y demostrada solicitud pastoral.