Días antes del comienzo de la Cuaresma,
la Santa Sede daba a conocer el habitual mensaje que el papa ofrece para vivir
este tiempo que comenzaba ayer, miércoles de ceniza.
En el texto, Francisco reflexiona sobre
la llamada “globalización de la indiferencia”, una tentación real que existe en
el mundo y que sacude igualmente a los cristianos. Para ello el pontífice
propone la aplicación práctica de tres pasajes extraídos de la carta a los
Corintios, el Génesis y el libro de Santiago. En ellos se contienen las pistas
necesarias para que cada creyente “no sea indiferente” y centre su mirada en la
Iglesia, en las parroquias y en sus comunidades, haciendo de su vida diaria una
apuesta activa por quien sufre al ser plenamente consciente de la realidad que
le rodea. A ese camino invita el papa para esta Cuaresma, en la que los egos posesivos
y las miradas para otro lado no tienen cabida. Así se lo pide al Señor
implorando a que oremos a Él pidiéndole: “haz nuestro corazón semejante al
tuyo”.