martes, 16 de septiembre de 2014

CRÓNICA | Día de los Dolores: La belleza de María y la apuesta por los hermanos

La jornada de ayer lunes, festividad de los Dolores Gloriosos de María, fue jornada grande para la Archicofradía. Durante la mañana y la tarde, cofrades y devotos se apostaron ante la Capilla Sacramental para besar las manos de la Virgen del Amor Doloroso.

Y por la tarde, a partir de las 20 horas, un nutrido grupo de hermanos participaba en la Solemne Función Religiosa que, como marca dicha solemnidad, se desarrolla a partir de una liturgia más cuidada en su rúbrica a la que ayudan las voces de la coral de Santa María de la Victoria. Por su parte el predicador, fray Jesús Miguel Benítez, elaboraba una homilía que, de manera intencionada, supuso un plus para el programa de vida cristiana que pretende ofertar la Archicofradía. Comenzaba el fraile agustino haciendo mención a la belleza de María y al "atrevimiento de los artistas que a lo largo de los tiempos han sabido plasmar su rostro" a pesar de la dificultad que ello conlleva. Puso como ejemplo a Lope de Vega quien, en su intento por describir a la Virgen en un poema, se queda mudo ante tanta belleza: "El alma de María solo pueda retratarla pintor que tuvo nuevo meses dentro....".

De hecho, "el arte provoca en nosotros sensaciones de gozo" permitiendo a la fe y a la piedad "dejarse arrebatar por las pasiones". Sin embargo, corremos el peligro de "quedarnos solo en la contemplación de la belleza del rostro de María y no tener los ojos ágiles para ver en las calles el rostro de la indignidad, del miedo, de la privación de la libertad, la ausencia de pureza....", corriendo el riesgo de convertir "la piedad en una sucesión de ritos sin sentido". Así, en día de la festividad de los Dolores e "impactados por la belleza de la Madre" a través de la "impetración de sus manos entrelazas", le pedimos que active "una tensión eficaz" que haga posible que "el Amor Doloroso de María nos complique nuestra vida, nuestra agenda, nuestras tareas, nuestra nómina incluso, para aliviar el dolor del mundo en los hermanos necesitados". Sólo así tendremos la seguridad de que "no estamos solos, que caminamos junto a la Madre", que viviremos la paz en las oraciones y en las familias "experimentando la fe en todos los misterios"; nos sentiremos "acompañados de una certeza que lleva a la vida y seremos asistidos siempre por la Virgen hasta contemplar su verdadero rostro el día de la muerte". De esta forma, "María Santísima del Amor Doloroso hará posible que nuestra esperanza se convierta en fiesta y que el Señor sea por siempre nuestro eterno consuelo y gozo".

Acabada la Eucaristía, se formaba la procesión de salida encabezada por acólitos (turiferario, crucífero y ceroferarios) y seguida por los Oficiales de la Junta de Gobierno en representación corporativa precediendo al celebrante. Llegados ante la Capilla Sacramental, se entonaba la "Salve Regina" para, posteriormente, pasar a besar las manos de María.

Una jornada de gozo, esperanza y certeza que acababa pasadas las 21.30 horas y que supone, por su trascendencia y mensaje último, un motivo de orgullo para el cofrade de Pasión. María, la Madre del Amor Doloroso, nos marca el camino de acción para sus archicofrades. Una línea de trabajo sólida, nítida y sencilla en la que hemos de empeñar nuestra vida y acciones. Dependerá de nosotros su seguimiento.