lunes, 21 de octubre de 2013

CRÓNICA DEL ROSARIO DE LA AURORA

"...A tus plantas se postra la Luna, te vistes de estrellas, te corona el Sol". La coplas de la Aurora son una catequesis sobre las verdades fundamentales de la fe contenidas en los Misterios del Rosario y, al mismo tiempo, una reflexión teológica sencilla sobre la vida y la eternidad. Ayer domingo volvieron a sonar por Campanilleros acompasando el transitar de la Virgen del Amor Doloroso en su XXXIX Rosario, como viene siendo costumbre cada tercer domingo de octubre.

Nuestra Madre, vestida con la saya azul que contiene los bordados decimonónicos de la antigua túnica de Jesús de la Pasión, toca de malla, manto burdeos y corona de plata dorada, presidía las andas de Cayetano González y hacía de punto de referencia de un cortejo de más de cien hermanos que abrían su camino con velas blancas tras la Cruz Guía y dos faroles. Claveles blancos en el friso y ánforas, junto a nardos en las anforitas delanteras, componían el resto del exorno floral de las andas, llevadas por cuarenta y dos cofrades.

Durante el recorrido acostumbrado, completado en hora y media, se rezaron los misterios del Rosario, teniendo presente en las intenciones no sólo a los hermanos enfermos de la Archicofradía sino a otras realidades que nos son cercanas, como la Misión diocesana en Caicara del Orinoco y, en especial, la Escuela de Adultos "Madre del Amor Doloroso". Al paso del cortejo por el Oratorio de Santa María Reina, una representación de la Hermandad de las Penas salía a las puertas del mismo con Guión y bastones.

En el regreso al Templo parroquial, nuestra Madre fue recibida a los sones de la marcha "Estrella Sublime" interpretada por los plectros de la Camerata Ipagro, depositándose las andas en el crucero. En la Eucaristía posterior, el Párroco de los Mártires y Director Espiritual, Rvdo. Federico Cortés, nos recordaba la actitud de servicio del cristiano ante el Señor y ante los demás, verdadero "sello de identidad" de aquél que presume de tal identidad. Al término de la celebración, la Virgen era trasladada hasta la Capilla Sacramental a los sones de la composición que le compusiera en 1997 Eloy García y adaptada a bandurria, laúd y guitarra. Depositada ante Jesús de la Pasión, el rezo de la Salve Regina y las acostumbradas jaculatorias ponían el punto y final a un culto eminentemente mariano que siempre refuerza el objetivo fundamental del cofrade de Pasión: el de venerar al Señor y a su Madre como pilares básicos de su fe.

Enlace con la llegada de las andas a la Parroquia tras el rezo del Rosario de la Aurora:
http://www.youtube.com/watch?v=T0HmEGxGZjg&feature=youtu.be&a