El cuarto viernes de Cuaresma coincidió ayer con la celebración de los solemnes cultos a Jesús de la Pasión. A las 19:30 horas, rezábamos el ejercicio del Vía+Crucis recorriendo procesionalmente las naves del Templo parroquial junto a la antigua talla de un Crucificado elevado sobre peana dorada.
Concluido el ejercicio piadoso, participábamos de la Eucaristía. El Rvdo. Antonio E. Madueño apelaba a que habíamos recordado los tormentos sufridos por Jesús en las distintas Estaciones rezadas con anterioridad y, durante la Misa, volvíamos a celebrar la Pasión. En este sentido, Ignacio de Loyola proponía antes de comenzar sus ejercicios espirituales una apelación: "Señor, concédeme conocimiento interno de tí para que más te ame y te siga". Una frase que relacionó con la actitud que ha de tener el cristiano, quien no sólo debe conocer a "Cristo de oidas sino por revelación de él mismo dentro de nosotros a través del Espíritu Santo".
"No conocer al Señor significa perseguirlo, malinterpretarlo, utilizar alguna lógica humana para no aceptarlo". Por ello, "el que no conoce los secretos de Dios persigue a Jesús a través de los hermanos", actuará a través de la crítica o el menosprecio hacia las personas. Precisamente nosotros tenemos muchas facetas, somos todos diferentes, pero "la luz del Señor nos sirve para no enjuiciar ni condenar la obra de Dios" y, por consiguiente, aceptar al resto de los hermanos.
Finalizada la Eucaristía, los cultos se cerraban con el canto de la Salve Regina en la Capilla Sacramental.
