jueves, 14 de marzo de 2013

FRANCISCO I, NUEVO PAPA DE LA IGLESIA



A las 19.07 horas de ayer, 13 de marzo de 2013, la “fumata” blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba simbólicamente el acuerdo entre los cardenales para la elección de un nuevo Papa. 50 minutos después, el nuevo obispo de Roma, Cardenal Jorge Luís Bergoglio, salía al balcón de la Basílica de San Pedro del Vaticano tras ser proclamado por el cardenal diácono, Jean-Louis Tauran. El nuevo papa, abrumado por la elección y ante una plaza a rebosar de fieles, afirmaba en italiano: «parece que mis hermanos cardenales han ido a buscar al obispo de Roma a los confines del mundo». Seguidamente el nuevo pontífice protagonizaba tres sencillos pero representativos gestos: primero, recordaba al Papa Emérito, Benedicto XVI, pidiendo una oración por él, para que Dios le bendiga; segundo, conducía el rezo de un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria implorando su auxilio para todo su pontificado; y, tercero, decía que desde ese momento comenzaba el camino de la Iglesia de Roma, que preside en la caridad a todas las del mundo y que pretendía que fuera ante todo una vía de fraternidad, amor y confianza, pidiendo la intercesión del Señor para que todos los cristianos vivamos en fraternidad. Finalizaba esta primera presencia del Papa impartiendo la bendición "urbi et orbe" con la anexa indulgencia plenaria.

El Cardenal Bergoglio, de 76 años, jesuita, es el primer Papa latinoamericano de la Iglesia. Nacido en Buenos Aires pero con raíces italianas, está graduado en Ingeniería Química, Humanidades, Filosofía y Teología, desempeñando labores docentes en diversos centros. Eligió el sacerdocio y se unió al noviciado de la Compañía de Jesús, siendo ordenado en 1969.
En la década de 1980 viajó a Alemania para completar su tesis doctoral y posteriormente se trasladó a la iglesia de la Compañía en la ciudad de Córdoba (Argentina) como director espiritual y confesor. El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 3 de junio de 1997 fue nombrado Arzobispo-Coadjutor de Buenos Aires y, a la muerte del cardenal Quarracino, el 28 de febrero de 1998 obtuvo el rango de Arzobispo de Buenos Aires. Desde noviembre 2005 hasta noviembre 2011 fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Es miembro de las congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para el Clero, para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la Familia: de la Pontificia Comisión para América Latina. También es autor de los libros "Meditaciones para religiosos' de 1982, 'Reflexiones sobre la vida apostólica' en 1986 y 'Reflexiones de esperanza', de 1992.

Su vida sencilla y austera, así como el importante papel desempeñado en su país natal, son avales más que suficientes para que el Pontificado de Francisco I sea fructífero en gracias para todos.